El resumen de enero -ya sabéis que pinchando en el título de cada post podéis ir a su mirada- viene con un poema sobre el amor, porque cuando amamos es sencillamente porque sí, sin más explicación, motivo ni remedio.
Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, sin saberlo,
como cuando la espiga se levanta,
como la lluvia cuando está cayendo,
como el viento que pasa y no lo sabe
y sin embargo, pasa y es el viento.
Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, sin razón y sin remedio,
como se seca un pozo,
como se empaña a veces un espejo,
como una fecha que cambió de día
o un nombre que olvidamos en un sueño.
Amamos porque sí, sencillamente
y no importa en qué tiempo,
si en un amanecer de primavera
o en un lento crepúsculo de invierno.
Amamos porque sí, sencillamente
porque sí, porque es cierto,
como un anochecer al mediodía,
como una llamarada sobre el hielo,
como resucitar estando vivos
sólo para morir sin haber muerto.
Amamos porque sí, sencillamente.
Sencillamente, como pasa el viento...

