Hoy os traigo un vestido en crochet, un tejido que siempre me ha encantado, porque trae con él recuerdos de mi infancia, para mí muy emotivos, viendo tejer a mi querida abuelita con una aguja de ganchillo. Además rara es la época que no sea plena tendencia este bordado y más si como el que llevo, tiene un largo midi con transparencias, idea que también habréis visto mucho en los encajes.
Os cuento algunas curiosidades sobre ésta técnica: se le llama ganchillo, croché (galicismo de crochet) o tejido de gancho, porque es una técnica para tejer labores con hilo o lana que utiliza una aguja corta y específica, la llamada «ganchillo» o «aguja de croché».
Se dice que el ganchillo se originó en prácticas árabes, sudamericanas o chinas pero no existen pruebas consistentes hasta que se popularizó en Europa durante el siglo XVI y también, que esta técnica era utilizada por antiguas culturas, pero en lugar del típico ganchillo, usaban el dedo índice flexionado, aunque tampoco hay pruebas que lo confirmen.
Lo que es cierto es que el ganchillo se convirtió en una gran industria casera, principalmente en Irlanda y Francia, y dio de comer a comunidades dañadas por las guerras y los cambios en la agricultura. Las mujeres, e incluso los niños, tejían para conseguir dinero pero los que podían permitirse el lujo de otros encajes más caros y antiguos despreciaban el ganchillo como una copia barata. Esta idea fue eliminada por la reina Victoria, quien abiertamente compraba encajes de ganchillo de Irlanda e incluso llegó a aprender a tejer.
Se considera que la inventora del crochet irlandés fue mademoiselle Riego de la Branchardière, alrededor de 1842, pero para mí como comprenderéis, siempre ha sido y será........ mi querida abuela.
Así que permitirme que a ella dedique este post, que seguro me estará viendo y me protege siempre, en alguna parte de allá arriba, tejiendo.